Locales | Mariela Peña es correctora especializada en textos jurídicos, redactora y escritora. Publicó dos novelas juveniles “¡No creas todo lo que te digo!” (2017) y, su continuación, “¡No creas todo lo que ves!” (2018) con la editorial Quipu. Realizará una presentación en Goya el viernes 15 de marzo. | InfoGoya
Desde el miércoles 13 al viernes 15 de marzo visitara la ciudad de Goya y Perugorría; realizará, de forma gratuita y en distintos espacios, sus tertulias literarias para jóvenes tituladas “La palabra escrita y las redes sociales”.
El viernes 15 desde las 19 horas la autora presentará y firmará sus dos novelas en El Altillo, la librería de Goya ubicada en Tucumán 957.
El Comunicador goyano Jorge Cefarelli, la entrevistó para InfoGoya:
¿Cómo empezaste a escribir para adolescentes? Y ¿qué te inspiro escribir tus dos novelas?
Empecé a escribir para adolescentes de casualidad. Yo estaba trabajando en el stand de la editorial Quipu en la Feria del Libro en Buenos Aires. En una de las jornadas de trabajo en la Feria había venido un youtuber muy popular, de esos chicos que tienen millones de seguidores y a mí me llamo la atención las emociones que generaba y la interacción de los chicos con este youtuber que era un chico más o menos de mi edad. Estuve todo el día prestándole atención, particularmente a una de las chicas que estaba haciendo la cola desde el mediodía hasta las ocho de la noche; cuando la veo salir con su libro llorando desconsoladamente, en principio pensé que le había pasado algo y me acerque a preguntarle si estaba bien y ahí me di cuenta que el llanto era de emoción y que yo, como adulta, estaba siendo ajena a un mundo, a un universo, muy complejo. Se me ocurrió una historia a partir de esa situación y después hurgando en mi propia historia surgió “¡No creas todo lo que te digo!” y a mi editora le gusto.
Mis novelas están basadas en la observación de esa realidad que me era ajena y que me empezó a sorprender. Empecé a investigar, a contactarme con adolescentes de mi familia y a fusionar con mi propia experiencia adolescente, que fue bastante inquietante como es la de todos los adolescentes.
¿Qué pensás de la afirmación “los jóvenes no leen”?
Creo que la premisa “los chicos no leen” es falsa y está basada en prejuicios y de la holgazanería del adulto de no querer investigar este nuevo mundo que está atravesado por las tecnologías, las redes sociales. Los adolescentes que nacen con inquietudes literarias, a los que les gusta escribir, a los que les gusta leer, como en todas las generaciones leen, porque no leen por imposición, leen por placer, por elección. La idea de que las generaciones anteriores leían un montón tampoco es verdadera; más de una vez conversando con un adulto le preguntaba si había leído tal obra o tal otra y la verdad que no la leyeron nunca en su vida. Pero parece que como ahora los chicos tienen un teléfono todo el tiempo en la mano, pareciera que eso le quita tiempo para otras actividades como la lectura o el desarrollo de alguna actividad artística, y la verdad que no; no solo es falso sino que los chicos utilizan todas las herramientas que brinda internet, como las redes sociales, wattpad o tantas otras, para producir y difundir lo que escriben, una posibilidad que antes no teníamos. Creo que los chicos leen como en todas las generaciones, ni más ni menos; o en todo caso te diría más porque tiene más instancia de encuentro con la palabra escrita de las que tenía yo como adolescente que tenía que escribir en un cuadernito y mostrarle mi poema a mi mama en una libretita. No tenía la posibilidad de que 500 personas me lean al mismo tiempo y, a la vez, yo leer la producción de otros.
¿En qué consisten las tertulias que estás por realizar en Goya?
Las tertulias que vamos a realizar en Goya son producto de una experiencia que empecé haciendo en Instagram hace más de un año. Cuando publiqué mi primer libro, al tener muy en claro cuál era el público lector al cual iban dirigidas mis historias, en todo momento tuve la conciencia de que ese chico o esa chica que iba a leer mi novela podría ser la Mariela del pasado y a mí me hubiese encantado que a los 15, 16 o 17 años, alguien tuviese ganas de, además de hablarme y decirme y mostrarme su producción, se interese por mi producción. Yo tengo la teoría de que, del 100% de los adolescentes que leen, el 90% escribe también. Entonces, a partir del momento en el que descubrí la herramienta de hacer “vivos”, empecé los martes a las diez de la noche a hacer una transmisión en vivo desde mi casa, desde mi escritorio y armé un mail en el que, durante la semana, quien quisiera compartir sus textos me los mandaba, sus poemas, sus relatos que sean breves, porque empezamos siendo cinco o seis y la última que hice esta semana llegamos a ser un montón al punto que no me alcanza el tiempo de leer todos los textos que me llegan. Entonces se generaba una instancia de ida y vuelta de poesía, de intercambio de emociones, tan linda y tan genial que lo trasladé desde mi Instagram a la realidad. Un poco lo que vamos a hacer en Goya es esto, este encuentro, es un intercambio, es un ida y vuelta, te leo y ustedes me leen. Funcionamos un poco con la modalidad del taller tradicional de leer un poquito quizás algún autor clásico y que, a la vez, vengan con sus teléfonos celulares, vengan con la compu, vengan con el cuadernito, vengan con la herramienta que sea, el soporte que sea en el que los chicos escriben y nos animemos a leer y a compartir lo que hacemos con otro montón de gente que esté en la misma que nosotros. Así que un poco la propuesta es esa, compartir nuestra producción literaria, nuestros poemas, nuestros relatos o lo que sea que tengamos ganas de llevar a la tertulia.
¿Qué significa llegar con tus novelas y talleres a Goya?
Es la primera vez que viajo a Corrientes; estoy muy expectante respecto de este viaje porque toda la energía que me llega de allá es preciosa; no solo desde El Altillo sino los chicos y las chicas que ya tengo en Instagram que son de allá y que me están esperando de la misma forma en la que yo estoy esperando encontrarme con ellas y con ellos. Significa mucha dicha, mucha felicidad. No tengo dudas de que va a ser un viaje inolvidable.