«Debemos desnaturalizar la violencia, lo cual implica compromiso, denunciar, no mirar para otro lado».

Por Virginia Bergeot Peña | Hoy, 25 de abril se conmemora el «Día Mundial de la lucha contra el maltrato infantil», siendo un tema tan complejo, profundo, extenso; antes de aportar algunos conceptos del tema, daré una definición de violencia: uso de la fuerza para lograr un fin, dominar a alguien o imponer algo.

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La violencia es una explosión, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), es el uso deliberador del poder físico o la fuerza, como una amenaza, hechos de daños contra otras personas o hacia uno mismo (autoagresión/heteroagresión). La violencia es una forma de interactuar de algunos sujetos que se manifiestan con conductas, situaciones aprendidas, imitadas.

Existen varios tipos de violencia: física, emocional, psicológica, verbal, sexual, laboral, económica, de género, por omisión, bullying, cyberbullying, entre otras.

El «maltrato infantil» incluye abuso psicológico, desatención, físico, verbal, emocional, ser testigo de violencia, trabajo infantil. Todo lo mencionado puede causar daños en la salud mental y física, en el desarrollo de un niño, en el área cognitiva, en la dignidad como sujeto.

Recordemos que aunque esto en general sucede en un ámbito privado, no se trata de un hecho privado, es una cuestión de interés público. Debemos desnaturalizar la violencia, lo cual implica compromiso, acción, desde el rol que nos toca desempeñar en la sociedad, involucrarnos, denunciar, no mirar para otro lado.

Señales: golpes, quemaduras, cansancio, cambios significativos en su conducta escolar sin motivos aparentes, conductas agresivas —es una de las formas de poner en palabra, cuando la palabra está obturada—, falta de concentración, estrés, bajo rendimiento escolar, enuresis, temores nocturnos, ansiedad, depresiones, insomnio, trastornos del desarrollo cerebral a edad temprana, en casos graves alteraciones del sistema nervioso central inmunitario, entre otras manifestaciones, teniendo en cuenta que cada sujeto es único e irrepetible, con particularidades únicas.

A través de la experiencia clínica de tantos años de trabajo en esta temática, puedo pensar en hipótesis para continuar trabajando sobre esta situación tan compleja intrafamiliar, y no sólo en las familias, en los diferentes ámbitos donde interactuamos. Me preocupa mucho la falta de empatía de adultos, niños, estando en un mismo grupo no se mira al otro como sujeto (por supuesto sin generalizar). Si bien se hace referencia a la importancia y preocupación gubernamental; aún no está incluido en la agenda.

No bajemos los brazos. A seguir trabajando interdisciplinariamente. No sólo recordemos el día. Quiero terminar con una frase que dice tanto en un texto corto, fue el comienzo de mi tesis que se trató de violencia infantil y familiar: «Lloro porque entiendo» (Jorge Luís Borges).

 

Virginia Bergeot Peña

M.P. 104

Licenciada en Psicopedagogía. Psicopedagoga con posgrado en maltrato infantile y familiar. Nueve años en el Programa de Médicos Comunitarios.

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